Se me ocurrió servir la tarta de queso sin horno de una manera más original que la de siempre, en forma de tartitas o tartaletas. Con los moldes de silicona quedan ideal porque se desmoldan muy fácil. A su vez los metí en moldes rígidos de magdalena para que no se desparramaran, aunque si es silicona dura (hay unas más blandas que otras) casi que los rígidos no hacen falta. Los de papel no los recomiendo porque con la humedad de la tarta yo creo que eso acabaría muy mal y acabariamos comiendo papel. He usado la mitad de ingredientes de los que uso para una tarta de unos 24 cm, para 4 personas está bien. Si no, basta con doblar los ingredientes.
Ingredientes para 8 minitartas:
-250 gr de queso de untar (usé el light de lidl)
-200 ml de nata para montar
-45 gr de azúcar
-hojas de gelatina: por un error puse 4, y tenían que haber sido 2 (porque 4 es para 500 gr de queso, 400 de nata etc) pero el caso es que no han quedado mal de textura, tienen textura tipo queso de burgos pero más cremosas, en casa les han encantado y creo que con 2 me hubiera sido difícil desmoldarlas sin romperlas, pero si las repito, pondré 3, un término medio.
Base: una galleta por tartita (o 2 si os gusta una capa gruesa) y un trocito de mantequilla derretida, ni lo pesé, un poco a ojo.
Para cubrir: mermelada al gusto
Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría durante 5 minutos.
Base: molemos las galletas y mezclamos con la mantequilla derretida. Hacemos una pasta y repartimos en cada molde.
En un cazo ponemos la nata, el queso y el azúcar. Llevamos a fuego y removemos muy bien, cuando esté muy caliente pero sin llegar a hervir, quitamos del fuego y añadimos la gelatina bien escurrida y removemos rápido y sin parar, para que se disuelva perfectamente. Lo vertemos sobre la base y dejamos atemperar y luego ya a la nevera. Pasadas unas horas o mejos al día siguiente, cubrimos con un poco de mermelada, la que más os guste, las desmoldamos con cuidado y las degustamos.
Probadlas! :)